sábado, 3 de enero de 2009

"La voz del Maestro"-Khalil Gibrán


Estimad@s: antes que todo envío mis saludos (aun cuando,con las excepciones de siempre ), y espero que hayan tenido unas buenas y bonitas Fiestas, de Navidad y Año Nuevo, incluyendo todo el “desgaste” que ello implica.
A modo de comenzar el año , subo un pequeño trozo de un gran libro,”La voz del maestro” de Khalil Gibrán. Este obra me ha acompañado por años como “libro de cabecera” y porque no decirlo como compañero de viajes.


Desde ya agradezco a quienes se dan la "lata" de leer esto y de paso, se los dejo como un regalo, espero que alguna vez tengan la oportunidad de leerlo completo.


Eso sería, saludos y mucha suerte.

Khalil Gibrán
http://es.wikipedia.org/wiki/Gibran_Khalil_Gibran

Trozo “La Voz del Maestro: Capítulo Nº 6, Razón y Conocimiento”

Cuando te hable la razón, escucha lo que te dice y serás salvo. Haz buen uso de sus recomendaciones y serás como un hombre armado. Porque el señor no te ha dado guía mejor que la Razón, ni brazo más fuerte que la Razón. Cuando la Razón habla a tu yo más profundo, te pone a prueba contra el deseo.

Porque la razón es un ministro prudente, un guía leal y sabio consejero. La razón es luz en las tinieblas, como la ira es oscuridad en medio de la luz. Sé sabio, que tu guía sea la razón, no el Impulso.

Pero debes tener presente que, aunque la Razón esté a tu lado, de nada te vale sin la ayuda del Conocimiento. Sin su hermano de sangre, el conocimiento, la razón es como la pobreza sin hogar; y el Conocimiento sin la Razón es como una casa sin protección. Y de poco te valdrá hasta el mismo Amor, la Justicia y la Bondad, sino van acompañados de la razón.

El hombre culto, pero carente de juicio, es como un soldado que entra en la liza sin armas. Su cólera emponzoñará el hontanar puro de su comunidad, y él será como el grano de áloe en una vasija de agua pura.

Razón y Conocimiento son como cuerpo y alma. Sin el cuerpo, el alma no es más que viento vacío. Sin el alma, el cuerpo no es más que una estructura carente de sentimiento.
La razón sin conocimiento es como la tierra sin labrar, como un campo yermo, o como el cuerpo humano sin alimento.

La razón no es como la mercancía que se venden en los mercados, que mientras más abundan, menos valen. El valor de la razón merma al abundar. Pero, cuando se vende en el mercado, sólo el sabio es capaz de entender su verdadero valor.

El insensato no ve sino insensateces; y el loco no ve sino locura. Ayer rogué a un tonto que contase los tontos que se movían en torno nuestro. Se echó a reír y me contesto:
-Es una tarea demasiado difícil y me llevaría mucho tiempo. ¿No sería mejor que contase sólo a los sabios?

Conoce tu verdadero valor y no perecerás. La razón es tu luz y tu antorcha de la Verdad. La razón es la fuente de la Vida. Dios te ha dado el Conocimiento para que a su luz no sólo le adores a él, sino que te veas a ti mismo con tus flaquezas y con tu fortaleza.

Si no te quitas primero la paja que tienes en el ojo, no podrás ver la de tu vecino.
Examina cada día tu conciencia y corrige tus faltas; si no cumples con este deber no serás fiel al Conocimiento y a la Razón que hay dentro de ti.

Obsérvate a ti mismo, como si fueras tu propio enemigo; porque no puedes aprender a gobernarte, mientras no aprendas primero a gobernar tus pasiones y a obedecer a los dictados de tu conciencia.
Oí una vez decir a un hombre:
-Todos los males tienen remedio, menos la insensatez. Reprender a un necio insensato o predicar a un idiota es como escribir en el agua. Cristo curó a los ciegos, a los lisiados, a los paralíticos y a los leprosos. Pero a los idiotas no pudo curarlos.
“Estudia un problema desde todos los ángulos y tendrás la seguridad de descubrir dónde se ha deslizado el error”.
“Cuando el portal de tu casa es ancho, procura que el postigo de atrás no sea demasiado estrecho”.
“El que intente aprovechar una oportunidad después, que ha pasado junto a él, es como el que la ve acercarse, pero no sale a su encuentro”.

Dios no obra el mal. Nos da la Razón y el Conocimiento para que estemos siempre en guardia contra los peligros del Error y de la Destrucción.
Bienaventurados aquellos a quienes Dios ha hecho merced del don de la Razón.